La Lepra fue traída a América por los españoles, portugueses y los negros esclavizados de África Occidental en un recorrido conocido como la “ruta histórica de la lepra”. Ingresó al Nuevo Reino de Granada por Cartagena de Indias, ésta ciudad […]
La Lepra fue traída a América por los españoles, portugueses y los negros esclavizados de África Occidental en un recorrido conocido como la “ruta histórica de la lepra”. Ingresó al Nuevo Reino de Granada por Cartagena de Indias, ésta ciudad fue el mayor foco de lepra durante los tres siglos de dominación española.
El primer hospital para enfermos leprosos comenzó a operar en 1589 en Getsemaní, frente al Fuerte Boquerón. En 1608, se trasladó cerca del cerro que tomó el nombre del hospital, Cerro de San Lázaro, donde se construiría el Castillo San Felipe de Barajas.
El traslado a Caño de Oro se realizó en 1790, fueron recluidos los leprosos en un sitio que carecía de las condiciones mínimas para tratar esta enfermedad, el Ingeniero Militar Antonio De Arévalo construyó una iglesia y alrededor de esta, una pared que encerraba la construcción, con espacio para unas viviendas que no eran más que chozas de bahareque y paja, dejando un solo acceso que permitía el control de las entradas y salidas de los lazarinos. Su traslado a este lugar significó el destierro y degredo de la escena social de Cartagena, cortando con ello los circuitos caritativos que habían construidos ambos grupos poblaciones, sanos y leprosos.
Parece que en 1815 durante el cerco de Pablo Morillo a la ciudad, hubo en la Isla de Tierrabomba combates entre patriotas y españoles, donde el general venezolano Francisco Tomás Morales, subalterno de Murillo, pasó a cuchillo a los enfermos de lepra e incendió las chozas en que residían .
Colombia, como otros quince países en el mundo, ordenó acuñar monedas de circulación restringida para evitar la diseminación de la enfermedad de la lepra. La moneda lazarina fue denominada “coscojas” como sinónimo de “poca cosa”.
Caño de Oro llegó a albergar más de 600 enfermos hasta mediados del siglo XX, cuando como medida de profilaxis, trasladaron los enfermos de lepra a Agua de Dios y las instalaciones del leprocomio de Caño de Oro fueron bombardeadas desde aviones en septiembre de 1950. Actualmente, existen las ruinas de la iglesia luego del bombardeo y las instalaciones donde funcionó la casa médica.