Las Bóvedas fue la última obra del recinto amurallado de la ciudad. Los continuos nortes habían abierto una brecha entre los baluartes de Santa Clara y Santa Catalina que Juan de Herrera y Sotomayor no llegó a cerrar. El ingeniero […]
Las Bóvedas fue la última obra del recinto amurallado de la ciudad. Los continuos nortes habían abierto una brecha entre los baluartes de Santa Clara y Santa Catalina que Juan de Herrera y Sotomayor no llegó a cerrar. El ingeniero Lorenzo de Solís proyectó en 1755 la construcción de cuarteles y almacenes que no fueron finalmente edificados, pero su idea fue recogida por Antonio de Arévalo.
El ingeniero brigadier, consciente de la necesidad de un espacio para albergar a la tropa presenta en 1773 su propuesta, que no dará comienzo hasta 1792. Se construyeron 23 bóvedas a prueba de bombas que además de alojar a la guarnición y servir de almacén para víveres y pertrechos, también tenían una función defensiva gracias a las aspilleras emplazadas en su fachada marítima y la plataforma superior, ideada para albergar artillería. Una galería porticada de arcos de ladrillo cierra la construcción hacia la ciudad y permite la comunicación entre las bóvedas. El escudo de Armas de la Corona situado en el arco central con la fecha de 1798 indica el año de finalización de las obras.