Las actividades estuvieron a cargo de técnicos egresados y un maestro de obras de la ETCAR, bajo la supervisión de arquitectos restauradores de la institución.
Cartagena de Indias D. T. y C., miércoles 30 de octubre de 2019. Desde temprano en el recinto amurallado, la brisa fresca del mar Caribe lleva consigo el sonido constante de una mona y cincel. Un par de jóvenes egresados de la Escuela Taller Cartagena de Indias (ETCAR), se dedican a retirar la parte dañada de un pináculo, sobre la cúpula del garitón del Baluarte de Santiago Apóstol, para reintegrar uno nuevo.
Trabajan con paciencia bajo el sol de las nueve de la mañana, siguiendo las instrucciones del maestro de obras Antonio Gallego, quien lleva casi 20 años trabajando con la ETCAR, compartiendo con los más jóvenes sus conocimientos prácticos sobre el cuidado del patrimonio.
Desde finales de octubre de 2019, la ETCAR emprendió la misión de reintegrar estos elementos ornamentales que rematan las cúpulas de las garitas, a fin de devolver el valor estético de un elemento que identifica el perfil urbano de la ciudad de Cartagena de Indias, teniendo en cuenta que la incorporación de los pináculos es propia de la época en que se levantaron las Fortificaciones.
Después de un largo esfuerzo, Luis Gamarra, quien está asegurado debidamente con arnés y línea de vida sobre la cúpula del garitón, logra remover el pináculo en mal estado. Con mucha precaución, movimientos lentos, y una coordinación que parecía tácita entre él y Fernando Gallego, que lo esperaba sobre el andamio, pasaron la figura de piedra dañada entre sus manos, bajándola del garitón con un sistema de polea con cuerdas, ayudados por el maestro Antonio que los veía desde el suelo.
Los tres ‘Héroes del Patrimonio’ avanzan en su segundo día de instalación de pináculos. Empujando la carreta amarilla y verde de madera con tres llantas, cargando andamios, herramientas y materiales, pasaron por diferentes baluartes reintegrando las ‘piñas’ -como se les llama popularmente a los pináculos-, de las garitas ubicadas en las murallas de Getsemaní y del Baluarte de Santa Catalina.
Pináculos engalanan baluartes
En total fueron siete pináculos reemplazados, con características estéticas determinadas por el momento histórico en que se levantó el baluarte en que se encuentran. Así, el recinto amurallado de Cartagena de Indias está dotado de remates ornamentales renacentistas y barrocos en sus garitas y garitones.
Para llevar a cabo esta intervención, la ETCAR realizó el análisis de los materiales utilizados en la construcción de los baluartes, así como de las afectaciones causadas por acciones vandálicas o desgaste natural, buscando garantizar una reposición de pináculos con la misma piedra, técnica de tallado, proporción y estilo original.
De la misma forma como bajaron el pináculo dañado, Luis, Fernando y el maestro Antonio, subieron con cuerdas la ‘piña’ nueva, la cual quedó fijada en su lugar como una reina sobre el esbelto garitón, con una función definitivamente estética, pero con la misma valía de un elemento estructural, dado que su presencia resta pesadez a la estructura y resalta su silueta.
Los pináculos son elementos de una sola pieza, que por ser esculpidos en piedra maciza tienen detalles únicos. De hecho, durante las obras de construcción de las Fortificaciones de Cartagena, los maestros canteros se dedicaban a la elaboración de los sillares y elementos decorativos de estas edificaciones.
La piedra coralina era una de las más difíciles de tallar, sin embargo, por ser resistente y duradera, era uno de los principales materiales utilizados, incluso en los pináculos. Para elaborarlos, tomaban la piedra en forma prismática y plasmaban la silueta deseada en cada una de sus caras, tallándolas hasta llegar a la figura básica, la cual se pulía en detalle. Al final se lograban piezas únicas por la dificultad en el tallado.
Casi al mediodía los muchachos y su maestro, recogían las herramientas y desmontaban los andamios con una coordinación exquisita. Se marchaban por ese día, pero seguramente la brisa volverá a traer con ella el sonido del trabajo duro en las Fortificaciones, el que realizan los ‘Héroes del Patrimonio’ de la Escuela Taller Cartagena de Indias (ETCAR), encargada por el Ministerio de Cultura para la administración, conservación y puesta en valor del patrimonio fortificado de la ciudad.